Uniformados y fracasados, parece ser que esa es la formula que prefiere el gobierno de Camps con los escolares valencianos. Según noticia aparecida en prensa, el Consell gasta más en la ropa de los escolares valencianos que en prevenir el fracaso escolar. Todo un símbolo, bueno varios símbolos, por un lado la obsesión por equiparar la educación pública a la privada. En materia presupuestaria, las cifras publicadas por el periódico El Pais son vergonzosas, la Consellería de Educación está destinando más fondos a apoyar los centros privados que a los públicos, tanto es así que la Confederación de padres de alumnos han tenido que llamar la atención sobre el tema, censurando la distribución de recursos que hace el conseller-forense.
Es realmente incompresible y sumamente irresponsable destinar una parte del presupuesto de los valencianos para poner uniformes a los escolares, mientras que el fracaso escolar se ha disparado esta última década alcanzando al 38,5% del alumnado, además un año como este en el que se ha consolidado el recorte de 400 profesores de los programas de educación compensatoria, que están orientados específicamente hacia los alumnos con mayores dificultades de aprendizaje.
Como no pare alguien este desaguisado tardaremos mucho tiempo, en recuperarnos de los "experimentos Font de Mora". Es para ponerse a temblar, la actual generación de escolares valencianos ha tenido que soportar en sus carnes nada menos que la siguiente cronología de desatinos: miles de alumnos habrán cursado toda su escolaridad en barracones, sin haber pisado un centro en condiciones, además muchos de ellos comenzaron a estudiar Ciudadanía en inglés pero lo tuvieron que suspender porque no daba resultado, eso si les han anunciado que, ahora, van a estudiar chino mandarín, y además no utilizan ordenadores, porque corren el riesgo de quedarse ciegos, para colmo y como guinda del pastel, les ponen uniforme. Pero además no participan en ningún estudio comparativo de calidad en la educación porque a los responsables (mejor a los irresponsables) de la administración educativa valenciana les da pánico que aparezcan blanco sobre negro las consecuencias de todos estos desatinos castigando a una generación de niños valencianos que no tienen ninguna culpa.
Es realmente incompresible y sumamente irresponsable destinar una parte del presupuesto de los valencianos para poner uniformes a los escolares, mientras que el fracaso escolar se ha disparado esta última década alcanzando al 38,5% del alumnado, además un año como este en el que se ha consolidado el recorte de 400 profesores de los programas de educación compensatoria, que están orientados específicamente hacia los alumnos con mayores dificultades de aprendizaje.
Como no pare alguien este desaguisado tardaremos mucho tiempo, en recuperarnos de los "experimentos Font de Mora". Es para ponerse a temblar, la actual generación de escolares valencianos ha tenido que soportar en sus carnes nada menos que la siguiente cronología de desatinos: miles de alumnos habrán cursado toda su escolaridad en barracones, sin haber pisado un centro en condiciones, además muchos de ellos comenzaron a estudiar Ciudadanía en inglés pero lo tuvieron que suspender porque no daba resultado, eso si les han anunciado que, ahora, van a estudiar chino mandarín, y además no utilizan ordenadores, porque corren el riesgo de quedarse ciegos, para colmo y como guinda del pastel, les ponen uniforme. Pero además no participan en ningún estudio comparativo de calidad en la educación porque a los responsables (mejor a los irresponsables) de la administración educativa valenciana les da pánico que aparezcan blanco sobre negro las consecuencias de todos estos desatinos castigando a una generación de niños valencianos que no tienen ninguna culpa.
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