jueves, 12 de noviembre de 2009

¿Comprensión?

La intención que me lleva a escribir sobre el papel que están jugando los hijos/as en los procesos de separación de los padres, no es otra que manifestar un cierto desasosiego ante esta situación. En alguna otra ocasión, he escrito sobre el cambio de roles que se está produciendo, y como la pérdida de referencias para nuestros niños/as se está convirtiendo en un verdadero problema, educativo y social.

Desde esta perspectiva, me gustaría incidir en como la mayoría de los adultos (me atrevo a decir la mayoría, aunque con distinta intensidad), ante la separación de nuestras parejas, incluimos en el proceso de ruptura a los hijos. Puedo comprender que en los primeros momentos de esta situación, las vísceras campen un tanto desbordadas, pues las emociones poco saben de razones; y también, que busquemos adeptos a nuestra causa, pues se necesitan culpables del cambio y porque no, de la pérdida que se avecina.

Puedo comprender, que aparezcan "tiras y aflojas", para ver quién se queda con esto o con lo otro, pues consideramos que lo mío es mío y lo de los dos, también. Me atrevería a sugerir, que ambas partes que conforman la pareja se deseasen lo peor, e incluso se despertaran a las 4 de la mañana, durante un mes, por aquello de fastidiar al o a la "que me hizo tanto daño". Puedo comprender muchas emociones, pues la vulnerabilidad es propia del ser humano, y en ocasiones nos limita.

Como veis, mucha comprensión (o a mí me lo parece) tengo. Ahora bien, lo que cada vez más me cuesta admitir, es que los hijos/as de estos adultos vulnerables, se conviertan en "el corre, ve y dile" de unos y de otras, perdiendo un tiempo precioso, que es el de su crecimiento.

La ruptura de pareja, no es ruptura de familia. Se acaba una relación, pero no una vinculación, y es esta la que haciendo el más estricto ejercicio de responsabilidad y de incondicionalidad afectiva se ha de mantener para que los niños/as se dediquen a lo que saben hacer mejor, que es vivir y aprender.

Con esta breve reflexión, pretendo que paremos y sintamos lo que nos rodea. En estos momentos, existen niños y niñas que no saben dónde se encuentran, que están problematizando su vida cotidiana y a la vez, se les exige que estén a la altura de las circunstancias: ¿de cuáles?...

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