martes, 15 de diciembre de 2009

Mutismo sospechoso




Me parece oportuna una reflexión sobre cómo desde los foros políticos y mediáticos se ha instaurado una especie de ley de silencio a la hora de valorar un asunto tan grave como el homicidio de Alejandro Ponsoda, el que fuera Alcalde de Polop de La Marina, como resultado de una trama en la que intereses urbanísticos y políticos señalan como imputados al actual Alcalde, a algunos otros miembros de la corporación (todos ellos del Partido Popular) y a empresarios del municipio.

En primer lugar, es necesario afirmar que nada se opone a que una democracia formal coexista con una estructura criminal que ejerce un poder real e institucional. El caso de la Argentina de Menem (calificada de “narcodemocracia”) o la Italia de Andreotti (magnífico el retrato que se hace en la película “Il Divo”) son buenos ejemplos de ello. Pensar que basta con guardar las formas democráticas para garantizar la continuidad del sistema es una ingenuidad peligrosa.

En unos tiempos en que gran parte de los asuntos políticos se ventilan en los juzgados y con gran ruido mediático, resulta lamentable que la prueba irrefutable de las implicaciones criminales que laten detrás de las tramas de corrupción política tenga tan escasa presencia en el debate político. Y, sobre todo, resulta preocupante que ni desde el partido político implicado (el PPCV) ni desde la oposición política (especialmente el PSPV) se muestre el más mínimo gesto de preocupación o de indignación: genera la impresión de que, sobrepasados ciertos límites, no hay que proseguir la batalla política, a riesgo de hacer tambalearse el sistema.

Ofende a la razón negar el vínculo entre las políticas de ladrillo practicadas en el litoral valenciano y la eliminación física del Alcalde de Polop. Es curioso que cuando se trata de ventilar si se han pagado o no unos trajes se organice un debate nacional, y en cambio ante un hecho tan alarmante como éste se guarde un bochornoso silencio, sobre todo si se tiene en cuenta que el actual Alcalde, imputado por homicidio, ni a estas fechas se ha dado de baja en el PP ni tampoco ha renunciado a su condición de concejal.

2 comentarios:

  1. Empieza a dar miedo esta italianización de la vida política valenciana, posiblemente la única foma de cortar estas prácticas sea sacando del poder a los que han convertido la administración en el seno de la "cosa propia" desde la que se reparten prebendas y posiblemente otras cosas en aquellos casos de desacuerdo...

    ResponderEliminar
  2. Por Dios, Gregory Peck tiene más razón que un Santo.
    ¿Puede alguien con un criterio más autorizado que el mío hacer un comentario intelectualoide a esta entrada tan oportuna como preclara?
    En verdad Atticus, lo has clavado con lo del MUTISMO SOSPECHOSO. ¿O es que hay tambien alguien aquí con algo que esconder?

    ResponderEliminar

Los comentarios no están sometidos a ningún tipo de censura previa. Esperamos respeto en ellos.

Gracias por participar.