lunes, 4 de octubre de 2010

Crisis y Estado del Bienestar o algo parecido

Es lo que tiene esto del Bienestar que lo hemos construido tan tarde y tan frágil, que ante la más mínima de las tormentas que puedan acechar su adecuado funcionamiento, zas… nos tememos lo peor. La semana pasada, organizado por la Red Española de Políticas Sociales y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, se ha producido un encuentro de expertos en políticas públicas, con la participación de nombres de la talla de Julio Carabaña, Joan Subirats, Maria Angeles Duran,, entre otros. La finalidad de la reunión era analizar la situación del Estado del Bienestar en España tras la crisis. Uno de los términos más utilizados ha sido el de “sostenibilidad”, que viene a ser una versión culta del “virgencita que me quede como estoy”, algo sumamente injusto en un país en el que las prestaciones sociales no han alcanzado la intensidad de los países europeos de nuestro entorno.
Decía que nos tememos lo peor, y considero que hay razones para la alerta, los recortes sociales son una crónica anunciada, hasta ahora apenas se ha producido algún un arañazo, limitando la retroactividad de la reciente Ley de la Dependencia, pero el horizonte apunta algunas amenazas importantes. Sin ir más lejos, la edad de jubilación actual parece que tiene los días contados.
Ante ese panorama, si damos un vistazo a nuestro alrededor, tengo que confesar que los franceses y su capacidad de reacción “me pone”, hay que ver la respuesta de los vecinos del norte: en lo que va de año, han sido capaces de convocar seis movilizaciones contra la política social de Sarkozy, y además con huelgas generales de las de verdad y no “de baja intensidad”. Todo eso porque sus dirigentes se han empeñado en jubilarlos un lustro antes de lo que nos espera a los españoles a partir de dentro de muy poco Efectivamente pasar de los 60 a los 62.Ya se sabe que las comparaciones son odiosas, pero me da la impresión que lo es todavía más el resultado si lo haces,.
Según nos cuentan, parece ser que con nuestra entrada en la Unión Europea pasábamos a forma parte de un club de selectos, pero nadie nos había dicho que la condición era el pago de un peaje tan relevante como perder la capacidad de decidir acerca de que modelo de bienestar queremos, y sobre todo necesitamos. Ahora nos dictan desde Bruselas hasta donde podemos proteger y lo que tenemos que recortar para seguir perteneciendo a la “elite”, lo malo es que los recortes nos pillan sin la faena terminada y además con un carajal entre las distintas comunidades, de manera que algunos niveles prestacionales de aquellas autonomías que más empeño están poniendo ni siquiera se parecen a los de otras Comunidades que están mirando hacia otro lado retrasando y precarizando las distintas medidas de protección. Vaya panorama.
El Congreso de Políticas Sociales ha sido una buena muestra de esta dificultad de construir un modelo de protección al mismo tiempo que un Estado descentralizado, cuasi federalista, sin los suficientes elementos de cohesión que garanticen la expansión equitativa de los derechos sociales. Ojala alguien tomara nota de esta evidencia, pero da la impresión que "no corren buenos tiempos para la lírica" y además tampoco parece que sea un tema que interese a la mayoría de la sociedad española, al menos a la vista de su escasa presencia en el debate público.

1 comentario:

  1. Querido Welfare, esta mañana al leer en elpais.com dos articulos uno de Carmen Morán y otro de Luis Barriga, he pesado lo mismo que tu: malos tiempos para la lírica.
    Apuntan en esa misma dirección.

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