viernes, 8 de enero de 2010

Curemos las Heridas del Cabanyal (I)

Hace ahora algo más de un año, con motivo de la fiesta de anual de “Portes Obertes”, que organiza la asociación “Salvem el Cabanyal”, desde SoloBienestar hicimos una serie que titulamos “El Cabanyal Herido”. En ella poníamos de manifiesto la situación de acoso que, desde hace ya demasiados años, viene sufriendo el poblado marinero de la ciudad de Valencia, así como la carencia de sentido que para el barrio y la ciudad misma, tienen las actuaciones llevadas a cabo por el Ayuntamiento y el Consell.



El País- El Mundo Público- Las provincias Levante EMV, es el supuesto regalo de Reyes que a los cabanyaleros les ha traído el gobierno, y que abre una puerta a la paralización de las actuaciones iniciadas por el Ayuntamiento de Valencia y el Consell. Así, en cumplimiento de la última sentencia dictada por el Tribunal Supremo sobre este asunto, el Gobierno de España ha emitido un informe en el que admite que la actuación defendida por la actual corporación municipal de Valencia, en caso de realizarse supondría Expolio del patrimonio.

Ante esta noticia, una Rita un poco fuera de tono acompañada por la portavoz del Consell, han hecho unas declaraciones en las que ponen de manifiesto que piensan recurrir el informe, iniciando para ello un nuevo litigio por la vía contencioso-administrativa, y si esto no prospera pues cambiarán la Ley para que sean factibles los derribos y la continuación con la modificación del barrio prevista. Asimismo, nuestra alcaldesa se ha pronunciado en el sentido de que, aunque así lo han solitado, ella no piensa sentarse con el colectivo Salvem el Cabanyal, prefiendo pues la vía judicial a la del diálogo.

Ante actitudes como ésta, al ciudadano no le queda otra que acudir a los tribunales, y han de ser éstos los que al final deciden sobre asuntos que deberían dilucidarse con diálogo y participación entre los colectivos sociales y profesionales afectados. La actitud arrogante de la que nuestras gobernantes presumen, con frases como “¿pero que se habrán creído?”, o “si con las vías legales no es suficiente y el Ministerio no ceja en su acción, estamos dispuestos a modificar la normativa de la declaración de Bien de Interés Cultural” dice bien poco de la categoría y capacidad de nuestros políticos.

Resulta preocupante que en el conjunto de las comunidades autónomas, los asuntos relacionados con el urbanismo los encontremos judicializados, llegando a extremos hasta hoy inauditos; pero si hemos llegado a este punto es porque nuestros políticos no han sabido, o querido, abordar este asunto como algo social y cultural en lugar de cómo algo puramente mercantil. La realidad es que los políticos, que como premisa básica han de ser los responsables de lo público, en los últimos años se han aliado con lo privado dejando de lado a la ciudadanía, que ha permanecido adormilada viviendo en un falso sueño de bienestar, y que ahora se ve obligada a pagar los platos rotos. Lo bien cierto es que el Ayuntamiento lo tiene ahora muy difícil, la reciente actitud de los tribunales de justicia avala el criterio de que no se puede desproteger algo mientras persistan las causas que llevaron a su protección.

Lo que realmente me preocupa, y creo que al conjunto de los que viven en el Cabanyal también, es que están hartos del abandono al que se encuentran sometidos, a la degradación no sólo física, sino sobretodo social (la noticia de una brutal agresión en el barrio ha compartido cabecera en la prensa al mismo tiempo que la información que aquí comentamos). Con la permisividad de políticos, cuya única excusa es la de presumir de que “arrasan en las elecciones”, lo cual avala su proceder, en el Cabanyal se ha instalado la delincuencia, la inseguridad, la insalubridad y la desidia. Frente a esto, imagino que muchos ciudadanos del Cabanyal prefieren que se haga “lo que sea” y que acabe el mal sueño para siempre.

Mientras no se comprenda que hacer urbanismo no es hacer escaparates o fallas que se queman un día al año, poco avanzaremos. El urbanismo no se puede separar de la vida de sus ciudadanos, y es obligación de los políticos que les representan garantizar su seguridad y calidad de vida, así como la preservación de la dignidad del entorno en el que viven, incluso mientras se resuelven otras cuestiones que impiden a la administración actuar como ¿desearía?.


Hasta aquí, los hechos. La próxima semana, comentaremos las opiniones.


5 comentarios:

  1. Excelente artículo, Numerobis.Te echabamos de menos.
    Vergonzosamente, y con su habitual prepotencia, ya han intentado invalidar la orden ministerial de paralización con un decreto-ley que autoriza expresamente las actuaciones e intervenciones sobre la estructura urbana y arquitectónica el Plan Especial de Protección y Reforma Interior (Pepri) del Cabanyal.

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  2. Magnífico Numerobis. El dedo en la llaga.

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  3. Y el Ayuntamiento no deja de enguarrar el barrio para denigrarlo... allá ellos, luego tendrán que enfrentarse a las consecuencias... y si no vean esta viñeta:

    http://unrespetoalascanas.wordpress.com/2010/01/08/cowabunga/

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  4. Eurídice, no termino de entender bien con qué argumentos puede un Ayuntamiento proponer y promover la destrucción del patrimonio del lugar sin dejar en evidencia sus inmorales intenciones.
    Enhorabuena por la reciente decisión del Tribunal Supremo y les deseo que los organismos correspondientes sepan cortar las alas a cualquier tipo de futura apelación en el asunto.

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  5. Gracias Rudy por tus buenos deseos para la ciudad de Valencia. Lo cierto es que cuesta encontrar una explicación al comportamiento de las administraciones locales (municipal y autonómica) si su objetivo fuese utilizar el poder público para la defensa de los ciudadanos y protección de sus intereses y derechos, pero sentido ético de la política, si alguna vez existió, hace mucho tiempo que desapareció de estas tierras; y quizá por llevar mucho tiempo en el poder, refrendado elección tras elección, se permiten utilizar ese poder a capricho.

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