Contra la opinión de los detractores del Estado de Bienestar que argumentan que un estado excesivamente proteccionista adormece las iniciativas privadas, sus defensores defienden la obligación del estado de garantizar unas mínimas condiciones de vida para todos los ciudadanos. Yo, que me encuentro en este segundo grupo de opinantes, llevo unos días dando parte de razón a los primeros. En el programa televisivo “Tengo una pregunta para Ud.”, salvo alguna pregunta que salía del perímetro personal de quien la hacía (por ejemplo la de la producción y venta de armas), la mayoría partían de situaciones personales y pedían también soluciones personales, sin siquiera apuntar propuestas. Por supuesto que el Gobierno, con su Presidente a la cabeza, tiene una clara responsabilidad en la marcha del estado y en como afrontar sus problemas, pero los ciudadanos no podemos simplemente sentarnos a observar como se van resolviendo los problemas generales y en algún momento nos alcanzan las soluciones.
No es la primera vez que me dan estos ramalazos de reconsiderar mis creencias. Recientemente, con la ola de nieve que sufrió el país también me pasó algo parecido. Hay que exigir a la administración que observe los fenómenos atmosféricos, que prevea los posibles problemas que pueden acontecer y, sobre todo, que informe debidamente a los ciudadanos, previniéndoles de cual es la situación y lo que puede ocurrir. Pero no me parece responsable oír comentarios como que “si yo tengo previsto un viaje, no tengo porque renunciar al mismo, sea o no necesario, tengo derecho a que la administración ponga los medios necesarios”. Creo que con demasiada facilidad olvidamos la parte de responsabilidad que tenemos y no solo en cuanto a nuestra propia seguridad se refiere, sino también en cuanto a la responsabilidad que tenemos en la construcción de una sociedad más justa y solidaria.
Quiero acabar esta entrada remitiendo al comentario de la Síndica Emilia Caballero “toda una generación transgresora y democrática se nos perdió en el exilio y aquí nos quedamos en el silencio más absoluto. Tenemos mucha pedagogía que hacer”
Quiero acabar esta entrada remitiendo al comentario de la Síndica Emilia Caballero “toda una generación transgresora y democrática se nos perdió en el exilio y aquí nos quedamos en el silencio más absoluto. Tenemos mucha pedagogía que hacer”
Coincido contigo, Lluna. Existe un mensaje fácil e hipócrita que defiende la libertad individual como bien supremo (ahí estan los neocon, por ejemplo), y que critica cualquier intervención del Estado que pretenda limitar esa libertad (y que se también se extiende a la libertad de mercado). Pero cuando esa libertad provoca perjuicios a varias "personas libres", entonces buscamos la responsabilidad y culpabilidad del Estado. Es una pena que no se asuma esa misma responsabilidad pública en otras cuestiones, como son las prestaciones de la dependencia, o de la renta mínima, o de las listas de espera en la sanidad...y que cada uno de nosotros asumamos las consecuencias de nuestra libertad y empujemos para que el Estado asuma las suyas, no las de los que van a la nieve, sino de los que no pueden ni realizar las actividades básicas de la vida diaria.
ResponderEliminarGracias por tu comentario Ánónimo y realmente tendríamos que pasar a la acción, pero no hay que desanimarse. No estar solos en la reflexión ya es un paso hacia adelante. Y por supuesto el paso lo tendremos que dar los que estamos en situación de poder hacerlo. Y seguro que se nos juntan más.
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