En principio, no parece mala idea, levantarse temprano puede ser una costumbre saludable, ahora bien si esto se lleva a cabo en centros de mayores, obligando a los residentes de algunos geriátricos a levantarse antes de las siete de la mañana, comienza a parecer una broma de mal gusto y sobre todo si el motivo de tamaño desatino es el de siempre, la falta de presupuesto suficiente, traspasa los límites de lo tolerable y hace necesaria una inspección que aclare lo que está pasando con la atención a nuestros mayores en centros pagados con los impuestos de todos en los que debería estar garantizado el trato digno a los atendidos. El servicio de inspección de la Consellería, en su línea habitual, ha dicho que es difícil demostrar los hechos que justifican la denuncia. Mientras tanto el Sindic de Greuges ha abierto una queja de oficio para investigar las posibles negligencias cometidas en algunas residencias de tercera edad debido a la falta de personal. Veremos en que acaba todo esto, pero tiene el mismo tufillo al que nos tiene acostumbrado nuestra administración social últimamente: recortes, cierres de recursos y mermas en la calidad asistencia, ¿Cuál será la próxima?
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