Nos ha llegado y compartimos
NO A LAS INJUSTAS, INMORALES Y ANTIEVANGÉLICAS MEDIDAS DEL
GOBIERNO CONTRA LAS PERSONAS MÁS EMPOBRECIDAS
Las injustas medidas adoptadas ante la crisis perjudican gravemente a las personas más vulnerables de la sociedad: dependientes, paradas de larga duración, jóvenes sin perspectiva de futuro... Pero la decisión de dejar sin asistencia sanitaria, a partir del próximo 1 de septiembre, a las inmigrantes que no tengan regularizada su situación administrativa, traspasa todas las fronteras de la decencia moral, produce efectos perversos sobre los comportamientos cívicos y la salud pública y corrompe el sentido evangélico de la convivencia.
1.- Es injusto e inmoral que los costes de la crisis recaigan sobre el derecho fundamental a la salud. El que la asistencia sanitaria se limite a las personas aseguradas y cotizantes y excluya a las inmigrantes, es el inicio de una deriva ética que se manifiesta, también, en la exclusión de las paradas que no tengan actualizada su demanda de empleo y de las mayores de 26 años que no hayan entrado en el mercado de trabajo. El acceso universal e igualitario a la salud es un bien de justicia que debe ser garantizado por los poderes públicos a toda la ciudadanía y de ningún modo puede quedar condicionado por la etnia, la religión o la documentación.
Solicitamos a los gobiernos –central y autonómicos– que rectifiquen lo que consideramos inmoral e injusto.
2.- Esta medida es innecesaria ya que el ahorro económico mínimo que supone puede alcanzarse, sin mayor coste humano, por cualquier otro medio que no amenace la integridad de las personas. Para cubrir los gastos que se pretende evitar, basta renunciar a la Fórmula 1, disminuir el gasto militar español o diezmar la corrupción o el fraude fiscal. Por otra parte, no creemos que la medida prevista vaya a producir ahorro alguno, ya que va a generar un coste económico superior al obligar a la población excluida de atención sanitaria a acudir a urgencias para recibir asistencia médica, con lo cual se producirá, además, un colapso en las urgencias mayor del que ya existe.
Invitamos, pues, a las organizaciones sociales y al conjunto de la sociedad a no secundar la medida y a presionar para crear un amplio consenso social.
3.- Es contraproducente negar la tarjeta sanitaria y, en consecuencia, la atención sanitaria a unos seres humanos que salieron de sus países en busca de medios de subsistencia o de mejores condiciones de vida para sus familias. Esta medida les estigmatiza, convirtiéndoles en “chivos expiatorios” de las disfunciones del sistema sanitario, y además rompe el orden constitucional, asentado sobre el reconocimiento de la dignidad de toda persona.
Invitamos a quienes ejercen como profesionales de la salud, a acogerse al derecho a la objeción de conciencia para atender a la población más vulnerable.
4.- Es antievangélica una medida que deja sin cobertura, sin atención sanitaria, sin medicinas y sin derechos a unos seres humanos simplemente por carecer de permiso de residencia en España o por padecer una precariedad laboral que ellos no han causado. Es un atentado al amor que Dios despliega sobre las personas y a la preferencia que, en Cristo, ha mostrado hacia las más frágiles y vulnerables. El viejo interrogante bíblico “¿dónde está tu hermano?” (Gn. 4,9), es la interpelación que se dirige hoy a la ciudadanía española.
Pedimos a las comunidades cristianas y al conjunto de la Iglesia que se empleen a fondo en la defensa del derecho de la gente más empobrecida.
València, 12 de maig de 2012
Festivitat de la Mare de Déu dels Desemparats
Grup de Rectors del Dissabte
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