El CABANYAL HERIDO (II)

Si en la intervención anterior hacíamos referencia a la situación de inviabilidad económica del proyecto de intervención previsto sobre el barrio del Cabanyal, dejando claro que como negocio, esto que se pretende es un ruina, hoy intentaremos exponer porque, desde el punto de vista cultural, entendiendo este concepto como conjunto de valores que aporta y da sentido al género humano, haciéndolo mejor, el proyecto es culturalmente insostenible.

Barrio marinero histórico, que se desarrolla a lo largo de la playa de la Malvarrosa Valencia, configurando una trama urbana simple, cuyo origen viene de la huella que las primeras barracas de madera dejaron sobre el territorio en el que se asentaron, y un carácter peculiar derivado del entorno socioeconómico en el que vive y ha vivido (a ver si alguien se entera de una vez, que el modo en que se ganan las habichuelas los habitantes de un barrio, condiciona la forma y el modelo de su crecimiento).

Su funcionamiento desde siempre ha sido autónomo, independiente del núcleo amurallado de la ciudad, como un apéndice que no se comunica con el resto del organismo al que pertenece, salvo por una vía (lo que hoy en día es la Avda. del Puerto) y esto es debido principalmente a que económicamente su estructura es también autónoma, hasta que a finales del S XIX cuando el derribo de las murallas de la ciudad empiezan a liberarla del cinturón que la constriñe, y los nuevos modelos higienistas, junto con las modas derivadas del efecto que los modelos europeos en boga generan el la burguesía, se plantea la posibilidad de realizar un nuevo “paseo” que permitiese la conexión de la ciudad extramuros con el mar, que a su vez permitiese la ejecución de una zona residencial a lo largo del mismo.



Lo bien cierto es que, intentona, tras intentona, todas ellas han acabado en fracasado, y el barrio nunca ha perdido ese carácter independiente, y ello a mi juicio es debido a tres factores de identidad y que se resumirían en lo siguiente:

1. Su condición de cordón umbilical entre la ciudad al mar.

2. Su trama urbana, y la configuración de su patrimonio cultural y arquitectónico, que condiciona cualquier crecimiento y por lo tanto que requiere de soluciones de intervención “complejas”.
   


3. El modelo socioeconómico del barrio, siempre distinto al del resto de la ciudad, que ha pervivido ligado al mar y a la actividad del puerto.

Mientras los valencianos no reconozcamos estos valores, no estaremos en disposición de abordar la recuperación del barrio, y la teoría de que el camino más corto para unir dos puntos es la línea recta, no sirve cuando la complejidad es la que tenemos en este barrio.