Incógnitas

A la vuelta de vacaciones, con la confusión del cambio de ropa, los horarios, y el hacerse a la idea de que tendrán que pasar otra vez doce meses para disfrutar nuevamente de un mes de descanso, se nos puede antojar que lo sucedido en julio en el Palau de la Generalitat fue un fugaz sueño canicular. No es así. Camps se fue, y salvo por el hecho de que aparece fantasmalmente en alguna cena de partido, parece como si nunca hubiese estado. A esa tarea de que parezca que Camps nunca estuvo está dedicado el President Fabra, que se pasa el día humedeciéndose el pulgar para pasar página. Pasar página puede ser fácil, pero la cosa se complica cuando casi se ha escrito un libro de páginas para pasar. Y hablando del insigne pasador de páginas, me viene a boca la pregunta de quién es en realidad Alberto Fabra. De momento se presenta a la opinión pública como un dirigente moderado, dialogante, ajeno a tramas y manipulaciones. Las ya famosas promesas de mostrar los contratos del caso Gürtel, de entrevistarse con los familiares del accidente de metro, o de responder a los medios de comunicación, son, aunque promesas nada heroicas porque deberían ser hechos normales, un punto y aparte de la actitud del anterior President. ¿Pero y qué más? Alberto Fabra no controla a su partido, no controla un Consell hecho a la medida de Camps, no controla la cámara parlamentaria, y su núcleo duro es el anterior equipo consistorial de Castellón, por cierto la única experiencia de gestión del President. No sabemos si Fabra es el nuevo Mesías, o si es un señor que pasaba por ahí, pero en todo caso, sí parece claro que es un escudero de Génova. Y en Génova están Rajoy, Cospedal, y González Pons. ¿Qué sé yo?