A qué se debe y a quién se debe

Aunque parezca lo contrario no pienso decir ni media palabra sobre el endeudamiento de la Generalitat, los proveedores farmacéuticos ya han dicho suficiente, me gustaría hacer una reflexión acerca de un “gesto inocente”, con el que se acaba de estrenar el nuevo President de les Corts Valencianes, nada más tomar asiento en su nuevo sillón, ha impuesto a toda la Cámara un símbolo, de propiedad privada, particular, pero de un hondo calado referencial, manifestando públicamente su condición religiosa. El máximo representante de una institución plural, indica claramente cuales son sus principios y a que valores se somete. El carácter representativo del cargo conlleva algunos compromisos, el más importante debería ser la condición de imparcialidad, al margen de disputas partidistas, una figura encargada de dirigir el debate parlamentario debe hacer gala de pluralidad, dialogo, confianza … pues bien, la primera señal apunta hacia otro lado, y marca territorio. Vamos a ver, si el sometimiento a una determinada tendencia religiosa forma parte del ámbito más privado de los ciudadanos, en un Estado aconfesional, ¿Cúal es la razón para que presida los debates de la máxima institución un símbolo tan claramente identificado con una de las corrientes existentes en este país? Esta es la cuestión, porque motivo ha ejercido de forma tan evidente esta condición, sin consulta previa, sin negociación, se trata de un ejercicio de fuerza, sobre el resto de la Cámara, “estos son mis poderes”. Si pretendía trasladar algunos de los valores que se encuentran en su religión, como buen cristiano, podía haber hecho gala de alguna otra forma de representación, mostrando una referencia ecuménica que no suscitara el enconamiento de aquellos que consideran una ofensa utilizar una posición de fuerza para trasmitir, constantemente una referencia que no se ajusta a los principios constitucionales de nuestro país. La clave, como casi siempre está en la motivación y en lo que persigue este gesto primigenio de una presidencia que no parece comenzar con muy buen pie.