lunes, 9 de marzo de 2009

CIUDADES DEL SIGLO XXI

Señalaba un informe de Naciones Unidas que a mediados del año 2007 se había producido un hecho histórico: por vez primera, más de la mitad de la población mundial residía en ciudades. La ciudad se convertía así en el marco típico de la convivencia social; aunque nos cueste creerlo, ni histórica ni cuantitativamente la ciudad había sido la forma prioritaria de asentamiento humano.

Por esta razón, el papel que las ciudades están llamadas a desempeñar en el futuro como estructuras básicas de socialización y de integración constituye una línea de reflexión prioritaria. En este tipo de reflexiones se sitúa, por ejemplo, el Tribunal Supremo de California, que a partir de la doctrina sentada en el asunto Pruneyard Shopping Center ha sostenido que los centros comerciales cumplen hoy la función de la plaza o del agora en las ciudades tradicionales, y por ello el propietario del centro comercial no puede limitar el ejercicio de derechos fundamentales como el de reunión, el de libre expresión, etc Son, en definitiva, espacios públicos.

En esta misma línea de “reflexión seria” pueden también enmarcarse iniciativas como la Agenda 21 Local propiciada desde Naciones Unidas o, a un nivel más concreto, la reunión anual que se celebra en Puebla (México) con el nombre de Ciudad de las Ideas como foro de potenciar la riqueza de las ciudades desde la creatividad, la innovación y la investigación.

Desgraciadamente, frente a este modo de pensar, hay otra reflexión, ridícula y trágicamente cómica, sobre las ciudades, que desprecia su potencialidad como estructuras de conocimiento y como plataformas de innovación social, que descuida los equipamientos urbanos, y que percibe las políticas urbanas como simples posibilidades de negocio.



La ciudad de Valencia ha tenido el dudoso gusto de ser sede de una reunión que ejemplifica perfectamente esa línea de “pensamiento urbano imbécil”: el Congreso sobre Ciudades y Grandes Eventos Deportivos, auspiciado por el Center of Sport Business Management y la escuela de negocios IESE. Es una muestra más del nivel de devaluación del concepto de ciudad en la Comunidad Valenciana y que ejemplifican proyectos como la Ciudad de la Luz (parece que Asterix y Obelix han sido sus únicos habitantes) la Ciudad del Teatro (su exclusiva finalidad es pagar la nómina de la cuñada de Camps), la Ciudad de las Lenguas (que sigue muda), la Ciudad de las Artes y Ciencias, etc etc

Aunque nuestros gobernantes no lo saben, la “tematización urbana” es una idea que gestó, hace más de una década, la compañía Disney, ubicando en las cercanías de Orlando un proyecto urbano claramente reaccionario: “Celebration”, la ciudad que representa la esencia del sueño americano, sin inmigrantes, sin pobres, sin delincuencia,...
Lo que ni Camps ni la compañía Disney imaginaron era que Esperanza Aguirre les iba a ganar la partida en un retruque inesperado: creando la Ciudad de la Iglesia; que, en una ilustrativa metáfora, se va a edificar donde hoy los madrileños disfrutan de zonas verdes comunes. Aunque, de nuevo, la idea no es suya: está sacada de una disparatada idea de Ned Flanders en un episodio de Los Simpsons.

5 comentarios:

  1. propongo la CIUDAD DEL TRAJE

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  2. caray Armani, la verdad es que los hay con suerte, algunos cuando necesitamos renovar el fondo de armario nos toca ir a Zara, y en cambio parece que algunos con organizar un evento lo tienen resuelto. Por supuesto que esto viene a cuenta de la ciudad de los sastres.

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  3. una aclarción Atticus. me ha parecido entender que las iniciativas emprendidas por la Generalitat Valenciana de "crear ciudades de todo aquello que se mueve", no solamente es rancio y de un origen poco interesante, sobre todo no sirve para nada más que para favorecer a aquellos que la construyen y no los supuestamente beneficiados que nunca llegan a usar estas ciudades fantasmas ¿estoy en lo cierto?

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  4. ¿Es posible que el Molt Honorable, le esté recomendando la sastería Milano a Obelix, para que cambie de estilo en su vestuario?, sobre todo a la vista de lo económico que puede llegar a resultar el servicio de sastrería.

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  5. Impresionante de donde viene lo que yo creía inspiración divina, o mandato de Dios. Ahora entiendo lo de "de Madrid al cielo".

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