Conozco bien a un joven que se acaba de quedar sin empleo, a otro que ha recibido de la empresa en la que trabaja, la insinuación o amenaza de que tal vez tenga que cerrar, a un trabajador autónomo en la ruina porque sus principales clientes han dejado de pagarle y estas situaciones me aclaran lo que es vivir la crisis en primera persona. Pero también conozco a personas con empleo estable, sin hipotecas pendientes, cuya situación financiera no ha cambiado, que se pasan el día quejándose de la crisis, mas incluso que los anteriores, que están mas preocupados de ver como se las arreglan que de hacer arengas.
Leo y oigo explicaciones de lo que está pasando y lo que queda por venir, opiniones y comentarios alarmistas y otros más optimistas en cuanto a la duración del fenómeno. A mi alrededor todo el mundo habla de la crisis y cualquier cosa que pasa se le achaca a la crisis.
Y sin quitar importancia al tema, porque la tiene, creo que algunos se quieren aprovechar del momento. Me queda la impresión de que hay empresas que aprovechan la crisis para hacer expediente de regulación de empleo, otros para subir precios, otros para no pagar deudas y son seguramente éstos quienes menos motivo tienen para quejarse. Ortifus refleja oportunamente la petición de fondos de los magnates de automóviles.
Y también está sirviendo como cortina de humo, porque que yo sepa la marcha de la ley de la Dependencia sigue igual de lenta, la Renta Garantizada de Ciudadanía igual de desaparecida y los sufridos ciudadanos de esta Comunidad igual de desasistidos. No nos afecta la crisis, vivimos anclados en ella.
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