lunes, 27 de octubre de 2008

RESISTIR

Me alucina los méritos que esgrime el conseller Alejandro Font de Mora para asegurar que los tiene de sobra para hacer lo que hace y estar donde está: porque posee “legitimidad especial porque fui cabeza de lista por la circunscripción de Castellón” ??, “porque soy una persona que lleva los trabajos en la Consellería de Educación y el conseller que más tiempo ha durado en esta cartera”. Según el honorable estos son méritos y motivos suficientes para hacer lo que le dé la gana y además añade que “tenemos la obligación de atender a los deseos de la mayoría porque si no, no hubiésemos tenido los resultados electorales que hemos tenido”. Por tanto, “el Gobierno Valenciano está legitimado para ejercer su acción de gobierno y ejecutar su proyecto político”. (Levante, miércoles 22 de octubre de 2008). O sea que entiende que los votos son como la firma de un cheque en blanco, que para lo único que sirven es para que elijamos a que partido nos sometemos para que nos esclavice. Ni una mención a la misión de servicio, al bienestar de los ciudadanos, a la eficacia en la gestión. Nada de nada. Con este pensamiento es lógico que pase olímpicamente de las manifestaciones de profesores, padres y alumnos, de las protestas escritas, de los recursos, porque la decisión se tomó por otros motivos que nada tienen que ver con lo que las voces ciudadanas gritan. Tiene claro que los ciudadanos solo emiten su opinión en las elecciones, una vez han votado ya no tienen nada que decir.

Frente a tal profundidad de pensamiento, tanta palabra vacía y tanta pedantería que me daría risa si no fuera porque juegan con algo tan serio como la educación de niños y jóvenes, me refugio en las reflexiones de Ernesto Sábato “en estos tiempos de triunfalismos falsos, la verdadera RESISTENCIA es la que combate por valores que se consideran perdidos, justicia, solidaridad, libertad, respeto, honradez… Y me encantaría recordarle al honorable (apelativo inherente al cargo que no a la persona) que las consecuencias de sus actos (aunque los crean legítimos) se verán en el futuro y afectarán tanto a los hijos de los otros como a los suyos propios. Porque la Educación es un derecho de los ciudadanos y un deber de los gobiernos y de cómo se ejerza éste, tanto en el fondo como en la forma, depende la construcción de la sociedad que queremos.

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