jueves, 9 de junio de 2011

Casual, causal, provocado u otro cosa

Hace apenas unas semanas nos hacíamos eco, en este mismo blog de “lo rarito que andaba el patio” y la de cosas extrañas que nos estaban sucediendo en unas pocas semanas de 2011 que apenas llevamos,. Parece como si alguna de las profecías apocalípticas se estuviera cumpliendo y, al menos el estado de animo colectivo, andaba  al borde del infarto;  nada menos que revueltas en el norte de África, terremoto y riesgo nuclear en Japón, y por si faltaba alguna cosita, “zas en toda la boca” indignados a lo spanish revolution, ¡quien da más¡ parecía imposible de mejorar, en  un espacio tan escaso de tiempo, no es posible que pasen tantas cosas,. Pues nada, superado y a por bingo, ahora el pepino, y la bacteria esa tan extraña que nos ha puesto un nudo en la garganta y ha provocado fallecimientos y  perdidas millonarias en el campo. Produce un cierto vértigo pensar que puede pasar mañana, que nueva sorpresa nos va a atacar y a que riesgo nuevo nos vamos a someter colectivamente.
Sin ánimo ( o al menos con  poco) de relacionar cosas, me gustaría incorporar a este comentario cuasi apocalíptico un comentario que me hacía mi amigo Toni hoy en la comida, ¿pero cuando se van a dar cuenta este Gobierno que están bailando al son que le marca mediaticamente la derecha?, efectivamente si uno se pone a pensar fríamente comprobará, con un cierto estupor que aquellos que nos dirigen, el gobierno que debería regir nuestros destinos colectivos, se encuentra cada mañana con una hoja de ruta, perfectamente orquestada y a disposición de su adversario político, a través de la cual hay que: “salir disparados hacia Luxemburgo”, aparecer en los medios justificando que las autonomías gobernadas por los socialistas, hasta ahora, no están en quiebra, desalojar, o no a los acampados en las plazas ….y así sucesivamente sin tener un segundo para  que realmente debe de hacer un gobierno, esto es , tener capacidad de adelantarse a los problemas, y planificar las respuestas adecuadas, situando las prioridades en función del bien colectivo. En definitiva, gobernar, ahora mismo dan la impresión, nuestros gobernantes, de ser un grupo de bomberos bienintencionados con la manguera enloquecida apuntando cada minuto hacia un sitio distinto y eso, empieza a ser difícil de creer que es solamente casualidad y sobre todo tiene el enorme riesgo de no poder controlar el fuego.

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