G. Pons, vaya personaje

Imposible superar el magnífico artículo de Millas en el que hace una descripción del personaje que raya la genialidad: Quizá No. Es evidente que no se trata de un ensayo sobre el político, tampoco es una biografía, simplemente se trata de una opinión, construida con la ironía con la que nos tiene acostumbrado nuestro paisano ilustre, y además, con la legitimidad que nos otorga a todos los valencianos la condición de representante de los políticos de esta Comunidad de alguien que parece un personaje de novela, más bien de culebrón venezolano, cuya principal misión en el guión es la de complicar todo aquello que tenga posibilidad de empeorar, eso si a través de un verbo locuaz y presuntamente seductor para enmascarar lo vacío del mensaje, lanzado con una vocación de auto-promoción a la expectativa de destino, haciendo banquillo para ocupar algún puesto en el que pueda tener púlpitos todavía mayores para expresar sus discursos incendiarios, con la piel de cordero. Cuando se escuchan opiniones y se aprecian actitudes como las del portavoz del Partido Popular, no resulta sorprendente que para una parte importante de los españoles los políticos sean una de las profesiones peor valoradas y que se perciban como problema y no como solución. Lamentable sobre todo porque son absolutamente necesarios, la falta de políticos nos retrotrae a historias pasadas o simplemente nos deja en manos del "dios mercado" que nos gobierna sin ningún tipo de control, ahora bien los ciudadanos tenemos derecho a exigir que aquellos que nos representan lo hagan dando una talla que realmente nos haga sentirnos orgullosos de un colectivo indispensable para la salud democrática de una sociedad y no tener la sensación de que algunos, simplemente, se burlan de todos nosotros.