LOS INCREIBLES

Como decía Camps hace unos días “somos capaces de cosas increibles” . Y para demostrarlo he ahí una perla: “Camps baraja situar a Cotino en Agricultura y llevar a Blasco a Bienestar Social”. ¿Qué pasa?, ¿que no tiene de donde echar mano, que no tiene a nadie en el banquillo de las reservas, alguien que de imagen de que algo se renueva?, ¿que el “increible Hulk” Blasco lo hace todo tan estupendamente que no se puede prescindir de el?. Bueno, es verdad que inauguró una ludoteca en la A7, que inventó el contrato para los inmigrantes, que implantó a una mujer dos brazos ¿o esto lo hizo un médico?. La verdad es que como está siempre en primer plano me llega a confundir. Además ha estado en tantas consellerías que debe servir para todo. Lo extraño es que no lo coloque en Educación, ahí no ha metido mano todavía.

La realidad es que, como siempre, ellos se lo guisan y ellos se lo comen, lo nuestro quiero decir, nuestros presupuestos, nuestros recursos, nuestro patrimonio. Y si son siempre los mismos, más rápido y menos explicaciones.

Pero cualquier remodelación de gobierno exige, cuanto menos, una motivación para hacerla y unos objetivos que conseguir con estos cambios. En este caso, los cambios más bien parecen componendas y pago de favores. Se suprimirían dos consellerías, cuyas competencias serían asumidas dentro de otras (y digo yo, si estas competencias pueden ser asumidas ahora con menos gasto ¿por qué no se hizo así desde un principio?) y para no dejar a algunos conselleres sin cargos (¿por qué no?, no son cargos vitalicios, ¿ó sí?) pues se cambian entre ellos las consellerías, como si fueran cromos. Esto funciona así: Camps es el amo del cortijo y hace lo que quiere. No digo yo que no tenga sus motivos, pero ninguno de ellos va encaminado a conseguir una administración más eficaz, transparente y al servicio de los ciudadanos.

Al parecer, desde el aparato central del PP se orienta a los gobiernos autonómicos del partido a que den una cierta imagen de austeridad, recortando el gasto público. En el caso de la Comunidad Valenciana se trataría de suprimir dos consellerías, pero está por ver si de verdad se reduce el gasto público. Y no seré yo quien esté en contra de que se reduzcan las consellerías, sino que animo al Molt Honorable a que reduzca también direcciones generales, subsecretarías y otras hierbas, que más que contribuir a agilizar los trámites, los entorpecen. Pero me temo que solo sea un acto (uno más) de puro maquillaje Lo que pasa es que, el paso del tiempo no solo hace mella en las personas sino también en las instituciones y en este caso ni los más oscarizados profesionales de efectos especiales podrán disimular lo que en realidad se está haciendo: mucho ruido para que todo quede como está.
¿Cómo podemos seguir tragando y callando tanto?