¿HACIENDO CIUDAD CON UN CIRCUITO DE FORMULA 1? II

El otro día comentábamos en qué circunstancias se había desenvuelto en Valencia el último desarrollo urbanístico. Se hablaba de que el consistorio convocó un concurso internacional, que se lo adjudicó a dos propuestas “esencialmente” contrapuestas, y que contrató a un tercer despacho profesional, en este caso valenciano, para que las conjugase. Para rematar el asunto, aparece un señor británico, con la propuesta de realizar un evento deportivo de carácter internacional, evento que él controla en exclusividad, y que además el circuito (porque el evento deportivo es nada más y nada menos “la F 1”) se materializaría concretamente en ese mismo ámbito. Al final, el “refrito” de todo es lo que se nos ha presentado como la nueva Valencia.

Hasta aquí, todo podría no ser más que una serie de proyectos dibujados, que en caso de reconsiderar el modelo, habrían de ser abonados a los despachos implicados. Sin embargo, la situación es meridianamente diferente. Los responsables de la ciudad han jugado, como suelen hacer aquellos que entienden la legalidad “a su manera”, con la política de “hechos consumados”, y deshacer el entuerto en el que han metido a todos los ciudadanos de esta ciudad, y de esta Comunidad tiene muy difícil solución, es más las posibles soluciones al embrollo lo son con carácter paliativo, esto es, con cargo a los presupuestos públicos, que como son finitos, tendrán que detraer recursos de otras partidas (¿a quien se ocurre cuales?), para deshacer el desaguisado.

Vayamos por partes: Una administración, antes de licitar una obra, tiene la obligación de disponer de los terrenos sobre la que ésta se va a ejecutar; si consultamos en la propia web del circuito el histórico de la organización del evento observamos que la decisión del emplazamiento (ya sabéis que se dudó sobre Cheste o el circuito urbano) se debió tomar entre la segunda mitad del año 2006 y la primera de 2007. ¿Qué pasó en ese tiempo?, pues que el Ayuntamiento impulsó la creación de una sociedad de “valencianos” para que pujase, hacia finales de 2006, por la adquisición de la mayor parte de suelo que conforma el PAI del Grao y que eran propiedad de CLH (Las Provincias, Levante-EMV). Las expectativas inmobiliarias en ese momento eran fantásticas, por lo que esta empresa pujó y se adjudicó por 300 mill € las 10 Ha de terreno (esto es a 3.000 €/m2 de suelo bruto, que en realidad esto supone una repercusión final aproximada, sólo del suelo, de unos 4.000 € por cada m2 construido). ¿A cómo se han de vender los pisos, si antes de haber colocado un ladrillo, cada m2 de vivienda le ha costado ya al promotor 4.000 €?. Realmente, el favor de Rita a los empresarios valencianos ha sido flaco, y con la coyuntura actual, además tiene pulgas, pero ella obtuvo la “disponibilidad de terrenos” (por consentimiento de la propiedad) que requería la licitación de la obra pública.

En segundo lugar, el urbanismo en este país lo sufragan principalmente los propietarios del suelo original, salvo que se trate de actuaciones directas de la administración, que no es el caso, o se trate de obras de reurbanización. Pues bien, el trazado del circuito discurre entre calles existentes, por lo que el coste de la mejora de estos tramos en teoría correrían por cuenta de la administración, pero la ejecución de las nuevas calles que se realizan dentro del ámbito del PAI del Grao y que coinciden con parte del trazado del circuito, deberían ser ejecutadas a cuenta de los propietarios de los terrenos. Esto significa que la administración ha “adelantado” estos gastos, que en un futuro habrá de repercutir sobre los propietarios del mencionado PAI , ¿se entiende ahora porqué la prisa de presentar este proyecto y de que se lleve adelante cuanto antes?, pues entre otras cosas, para poder recuperar parte de la inversión realizada a cuenta de un tercero que “administrativamente” aún no es nada (no puede edificar, y tal y como están las cosas hoy tardará en hacerlo).

Existen muchos casos, ampliamente estudiados en los foros económicos, en los que ciudades con empuje, con la ayuda de todo aquello que conlleva la preparación de un evento de envergadura mundial, han conseguido algo más que lavar su cara: han modernizado sus infraestructuras y sus servicios, han reforzado su tejido empresarial, han abierto nuevos cauces de riqueza para la región, etc. Pero personalmente, me duele que con mi dinero se hayan hecho por ejemplo, las inversiones para la America’s Cup, y que aquello esté como esté un año después del evento, es más que se haya desmontado (por no decir destruido) parte de lo ejecutado porque la “novedad” ahora es la F1.

¿Somos simplemente unos "snobs" malcriados y consentidos (eso sí venidos a menos), o los valencianos nos hemos convertido en un colectivo que navega a la deriva, sin rumbo, tomado decisiones a tontas y a locas y sin tener en cuenta las consecuencias?. Los valencianos no tenemos más remedio que despertar de este sueño, que amenaza ya con convertirse en pesadilla, porque con la que cae, lo que estamos viviendo no interesa a nadie.

PD. Gracias Corcó por prestarme la imagen sin tu consentimiento, vale más que mil palabras.