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La realidad es que todo este barullo es fácil de entender pero difícil de explicar. Creo que lo que sucede es que se quiere que aquello que en esencia es social y por lo tanto abierto al debate, pase a ser algo indiscutible simplemente porque un Plan y una mayoría absoluta así lo digan. Al final resulta que los instrumentos que hemos creado para que nos ayuden a hacer ciudad y a entenderla, son a su vez convirtiéndose en un entramado, que convenientemente orquestado, sirve para que los poderes (que no nos olvidemos, en su mayoría son públicos), hagan lo que les venga en gana. Con un escenario así montado resulta facilísimo aplicar la técnica del rodillo, y además se cuenta con la ventaja de no caer en falta alguna, porque la legalidad se ha cumplido (aunque esa legalidad no sea más que un paripé carente de sentido).
Lo que intento explicar es que las malas maneras y la mala praxis propiciada por los políticos en los últimos años, eso si, convenientemente ayudados por algunos profesionales, han convertido el urbanismo de este país en algo parecido a las ya famosas “ruedas de prensa”, en las que se convoca a los profesionales de la información para que escuchen el discurso de turno, pero en la que no se les permite hacer pregunta alguna. Al final, en lugar de información, lo que recibimos los ciudadanos son mensajes y doctrina institucionales.
Y digo esto porque después de leer los informes, los institucionales y los de parte, las sentencias, las declaraciones a los medios de los técnicos y los políticos que han tenido algo que ver en este asunto, el informe del Colegio de Arquitectos de la Comunidad Valenciana y asistir como convidado de piedra a la aprobación del cambio legislativo más rápido de la historia jamás creado en esta Comunidad, sólo con el único objetivo de vestir un santo al que no se le pueden ni tomar medidas, lo único que me viene a la mente es la frase que pronunció el arquitecto catalán Oriol Bohigas en 2001, que cuando fue preguntado por el caso del Cabanyal dijo: «Si el Cabanyal no necesita ser abierto en canal, ¿quién quiere abrirlo? y ¿por qué?».
Y en la próxima entrega: Cómo se viste un santo en un barrio marinero.
Ya decia yo que la semana santa marinera tenia algo que ver en todo ese lio, así están las pobres imágenes, en cueros!!!!
ResponderEliminarÁsí vamos a acabar todos, en bolas como continúen mucho tiempo estos gobernantes que tenemos dispuestos a llevarselo todo
ResponderEliminarPues no había caido yo en lo de la semana santa, pero la próxima entrada igual se debería llamar "cómo se desviste un santo para vestir un expediente en un barrio marinero".
ResponderEliminarGracias por los comentarios y que el sentido del humor no falte.