Quizás porque estoy empezando a ver a los niños y niñas en la calle en horario que hasta ayer era escolar, me he parado a pensar en como se están estableciendo las bases educativas , y si en estos momentos sirven para la sociedad en la que vivimos.
Creo que cada sistema tiene unas funciones, todas necesarias y cada una de ellas mas o menos importantes, según el momento vital en el que nos encontremos. Tambien creo, que la función protectora es la que debe permanecer durante todo el ciclo vital, y por tanto la que tenemos que asegurar con mayor ahinco.
Desde esta creencia, aparece mi preocupación cuando desde el sistema educativo se aplican expedientes de expulsión a niños o niñas de 8 años. Expulsiones que a veces han durado mas de un mes, y que en algún caso han privado al menor de asistir a actividades lúdicas por considerarlo "de alto riesgo".
Aún conociendo las grandes carencias de este sistema, la incapacidad de sus dirigentes (políticos me refiero), no me parece que hay que hacer una profunda reflexión y un cambio sustancial en la práctica educativa, concerniente a las pautas relacionales.
Los educadores tenemos que establecer límites y referencias, pero no podemos sentirnos "ofendidos" cuando nos encontramos con niños/as que adoptan actitudes desafiantes, y menos si tienen ocho años o menos. Seguramente cuando se producen situaciones como éstas, el menor puede que se sienta inseguro, puede que se sienta incapaz y puede que mediante la provocación lo único que quiere decir es que necesita "estar en el mundo". Cada vez mas, se aplican las funciones correctoras en detrimento de las protectoras, y esto no augura un buen futuro.
Sigo pensando que ademas de las reivindicaciones necesarias y oportunas; además de la exigencia de responsabilidades, tenemos la obligación de analizar las nuestras, ver lo que nos sirve y tambien ser capaces de dejar lo innecesario.
"Si lo que haces no funciona, cambia".
Creo que cada sistema tiene unas funciones, todas necesarias y cada una de ellas mas o menos importantes, según el momento vital en el que nos encontremos. Tambien creo, que la función protectora es la que debe permanecer durante todo el ciclo vital, y por tanto la que tenemos que asegurar con mayor ahinco.
Desde esta creencia, aparece mi preocupación cuando desde el sistema educativo se aplican expedientes de expulsión a niños o niñas de 8 años. Expulsiones que a veces han durado mas de un mes, y que en algún caso han privado al menor de asistir a actividades lúdicas por considerarlo "de alto riesgo".
Aún conociendo las grandes carencias de este sistema, la incapacidad de sus dirigentes (políticos me refiero), no me parece que hay que hacer una profunda reflexión y un cambio sustancial en la práctica educativa, concerniente a las pautas relacionales.
Los educadores tenemos que establecer límites y referencias, pero no podemos sentirnos "ofendidos" cuando nos encontramos con niños/as que adoptan actitudes desafiantes, y menos si tienen ocho años o menos. Seguramente cuando se producen situaciones como éstas, el menor puede que se sienta inseguro, puede que se sienta incapaz y puede que mediante la provocación lo único que quiere decir es que necesita "estar en el mundo". Cada vez mas, se aplican las funciones correctoras en detrimento de las protectoras, y esto no augura un buen futuro.
Sigo pensando que ademas de las reivindicaciones necesarias y oportunas; además de la exigencia de responsabilidades, tenemos la obligación de analizar las nuestras, ver lo que nos sirve y tambien ser capaces de dejar lo innecesario.
"Si lo que haces no funciona, cambia".
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